martes, 19 de noviembre de 2013

EL PROPOSITO DE TODO CRISTIANO: SERVIR A DIOS.

 


Introducción:
Todo cristiano, tiene un propósito. Un propósito que no nace de sí mismo, sino que Dios se lo infunde (Filipenses 2,13). El propósito es que el cristiano lleve una vida al servicio de Él.
En el presente estudio, veremos algunas características de este servicio a Dios.
Desarrollo:
Comenzaremos nuestro tema acerca de cómo ha de ser nuestro servicio a Dios, con el pasaje que fundamentara bíblicamente el mismo y nos dará pie para ir metiéndonos de lleno en el tema:
Josué 24,14: Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del rio, y en Egipto; y servid a Jehová.
Este pasaje nos muestra como debe ser nuestra manera de servir a Dios. El servicio a Dios, tiene algunas características especiales, a saber:
·         Debe ser con Temor a Jehová,
·         Con integridad y verdad,
·         Apartados de la idolatría.
Comencemos a explicar punto por punto.
El temor a Jehová, que no significa tener miedo, vivir asustado, obsesionado pensando en el castigo de Dios, como se suele inculcar en innumerables oportunidades.
En Proverbios 1,7 leemos: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. El que teme, respeta y ama a Jehová es un hombre que posee sabiduría. No hablamos de la sabiduría mundana, sino de la sabiduría que da el conocer a Jehová y su Palabra.
La persona que cuenta con la sabiduría de Dios, no es la que se da gloria por lo que conoce sino la que vive santamente, apartado de lo malo,  como lo indican las palabras de Proverbios 3,7: No seas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová y apártate del mal.
En 2 Crónicas 19,7 leemos: Sea, pues, en vosotros el Temor de Jehová, mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho.
Una persona que teme a Jehová sabe muy bien  observar y analizar cómo deben ser cada una de sus obras; conoce que debe ser justo en su manera de vivir, justo para con Dios y con su hermano y justo consigo mismo; discierne que no puede hacer diferencia entre ninguna persona por ninguna razón y que no se debe prestar al cohecho (soborno).
Esto último nos sirve para explicar  el siguiente punto, servir a Dios con integridad y verdad. Pero profundicemos un poco más acerca de esta condición.
Vivir en integridad y en verdad quiere decir vivir rectamente, apartado de todo lo que no es recto y verdadero. Es vivir con conforme a la Palabra de Dios, es ser luz en el mundo, como decíamos en el tema anterior.
Leemos en Proverbios 10,9: El que camina en integridad anda confiado; más el que pervierte sus caminos será quebrantado.
Una persona que vive rectamente y siempre en la verdad, aunque tenga que pasar por pruebas, dificultades económicas, problemas familiares, enfermedades; siempre está confiada de que Dios está a su lado, encomendara a Él su vida y se dejara guiar por Él.
Sucede lo contrario con la persona que lleva una mala vida, sabe que Dios se aparta del mal. Ahora que si vos que estás leyendo esta columna llevas una vida llena de mentira e injusticias a los ojos de Dios y de los hombres, si te arrepientes de corazón y buscas a Dios y cambias tu manera de vivir, Dios te recibirá contento y hará fiesta en los cielos.  
Proverbios 20, 7 nos dice: Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él. Lo que nos quiere decir que quien vive rectamente será feliz pero esa felicidad alcanzara también a sus hijos porque él ha obrado justamente. Tenemos el ejemplo en nuestro Padre Abraham, que creyó a Dios, vivió conforme a lo que Dios le dijo y fue feliz y bendito Él y toda su descendencia.
Además Proverbios 28, 18 nos cuenta: El que integridad camina será salvo... quien vive rectamente y en la verdad es el que alcanzara la salvación eterna. El mimo verso continua diciendo: Mas el de perversos caminos caerá en algunos y si bien no lo dice este verso, sino se arrepienten y cambian de vida pueden caer eternamente.
El último requisito para servir a Dios es apartarse de la idolatría.
Este es uno de los Mandamientos que Jehová le entrego en tablas a Moisés para su pueblo y lo encontramos en Éxodo 20, 4 - 5:
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares a los que me aman y guardan mis mandamientos
Lamentablemente muchos que se dicen cristianos, algunos conscientes y otros desesperados y agobiados por sus necesidades, recurren a  imágenes de la Virgen y de santos y le piden el milagro para sus vidas, se inclinan a ellas, las honran, las sacan en procesión, le cantan, le rinden cultos. Las ubican en el lugar que debería ocupar nuestro Dios en sus vidas. En esto tiene que ver que en sus enseñanzas,  la Iglesia Católica, abolió este mandamiento, engañando y enseñando a las personas que Dios permite la adoración de las imágenes utilizando como base bíblica el relato donde se cuenta que Dios mando a Moisés a construir una serpiente de bronce para que quienes la miraran fueran curados de las picaduras de las serpientes abrazadoras (Números 21, 4 – 9).  Lejos de esto, lo que Dios quiere mostrarnos en este pasaje es que su Hijo Jesús debía ser elevado en alto en la cruz y que por medio de su sacrificio en esa cruz nos estaría regalando la salvación eterna.
Esta misma Iglesia Católica parece que no entendió o se olvidó de las palabras del mismo Jesús cuando dijo: No penséis que vine a abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir (Mateo 5, 17). Jesús no vino a quitar el mandamiento prohíbe la idolatría, sino que vino a garantizar que ese mandamiento se cumpla. En realidad Jesús no quito ninguno de los mandamientos, sino que todos vino a cumplir, ahora, ese será tema para otra ocasión.
Continuando, con el tema,  no solo es idolatría la que se hace a las imágenes de santos y de la virgen. También caemos en idolatría cuando le damos más importancia al trabajo material y al dinero que a Dios que es quien permite ganarnos el sustento diario.
Hacemos idolatría cuando recurrimos al médico por una enfermedad y ponemos nuestra vida en sus manos humanas y ni nos acordamos de pedirle a Dios que nos de la sanidad que necesitamos.
Es idolatría cuando nos pasamos horas frente a la computadora o al televisor  o el celular y no tenemos tiempo de leer un pasaje de las Escrituras o hacer una oración en familia…
Todo lo que ocupa el lugar Dios en nuestras vidas y nos aparta de su lado, es idolatría.
Amigo y hermano que estás leyendo esta columna, ojala el propósito de Dios para tu vida sea que le puedas servir con temor e integridad apartado de los dioses de este mundo.
Si te cuesta, no desesperes, acude en oración a Dios para que te ayude a hacerlo realidad. Acude también a los hermanos que tienen un poco más de experiencia en este tema y te puedan guiar.
Si quieres, puedes tomar mis datos y escribirme. Estoy dispuesto a orientarte y ayudarte y en caso necesario ponerte en contacto con algún líder de la Iglesia que pueda hacerlo mejor que yo.
Dios te bendiga y hasta pronto.
Paulo Martin Simeoni.   


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